Conmemoración de los Fieles Difuntos, esperando la Vida
Madrid - Publicado el
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Cada celebración en la Iglesia es distinta aunque algunas hacen alusión a las otras. Es el caso de este día. Porque si ayer celebrábamos los méritos de Todos los Santos en una misma Fiesta, hoy recordamos a los Fieles Difuntos en este día, llamado también de Ánimas. Ya en el Antiguo Testamento, leemos en el Libro de los Macabeos: “Judas Macabeo hizo una colecta por los difuntos y oró por ellos, pensando que les estaba reservado un Magnífico Premio.
Si no hubiera esperado en la resurrección no lo habría hecho. Es una idea piadosa y santa rezar por los difuntos”. El propio Prefacio de Difuntos en esta jornada nos recuerda: En Él brilla la esperanza de nuestra futura inmortalidad. Porque la vida de los que en Ti creemos, Señor, no termina: Se transforma. Y al deshacerse nuestra morada terrenal, adquirimos una Mansión Eterna en el Cielo. San Gregorio Magno reflexionaba sobre el Evangelio en este tema.
Este Papa dijo que hay pecados que no se perdonan ni en esta vida ni en la Otra, quiere decir que sí pueden ser perdonadas al cruzar el umbral de la muerte. Los monjes benedictinos en el siglo VI oraban por los difuntos. La costumbre venía de este siglo, por tanto, aunque entonces se celebraba entre la Pascua y Pentecostés. En el siglo IX San Odilón, abad de Cluny, pidió ubicar esta conmemoración al día siguiente de Todos los Santos.
Es el día de recordar a cuantos ya han pasado de este mundo, pero aún tienen faltas de las que limpiarse, y se encuentran en el Purgatorio, lugar de purificación, hasta el momento en que queden limpios y vayan al Cielo. Ellos son la Iglesia Purgante. Gracias a nuestras oraciones por ellos, sus penas quedan abreviadas y, una vez en el Cielo, interceden por nosotros para que obtengamos el Don de una Vida sin Fin, cuando nos llegue también el momento de partir hacia las moradas Eternas donde un día esperamos ser recibidos.