La Epifanía del Señor: Manifestación de Dios a todos los hombres

Cada momento de la Historia de la Salvación es una muestra de Dios que se hace presente en cada hombre y en cada acontecimiento de la vida. Así muestra la Providencia su cercanía a la humanidad. Un momento muy especial de esta cercanía es la Epifanía del Señor que celebramos hoy. También conocida como Día de los Santos Reyes Melchor, Gaspar y Baltasar, tiene su arraigo en el Evangelio de la Infancia del Señor que nos refleja San Mateo. 

Según cuenta el evangelista unos Magos venidos de Oriente llegan a Jerusalén preguntando por el Rey de los Judíos, cuya Estrella les ha guiado hasta allí, lo que dan por hecho que es la tierra en la que ha nacido. El sobresalto de Jerusalén y Herodes hace que el monarca indague información de los visitantes, asesorado por los escribas que le hablan de la Profecía de Miqueas quien presenta Belén como la ciudad de la que nacerá el Mesías.

Tras oír el encargo de Herodes siguen la estrella que les guía y adoran en el Portal al Niño ofreciéndole oro como Rey, incienso como Dios y mirra como Hombre que sufre. Y avisados por un ángel marcha a su tierra por otro camino para no ver a Herodes. Los investigadores han reflexionado sobre la identidad de estos visitantes. Su origen sería extranjero a Israel y de sangre real, e incluso sacerdotal. En cuanto al número se les asigan hasta doce. 

Finalmente San Beda el Venerable en el siglo IX les da los nombres con que les conocemos y asegura que provienen de las tres razas conocidas que poblaron la tierra. Por ello son tres como tres los dones que le ofrecieron. La Iglesia adopta esta celebración unida a la Navidad el siglo IV. En Oriente, los cristianos separados ortodoxos celebran en este día el Nacimiento de Cristo y le denominaban la Fiesta de la Santa Luz. La Iglesia Católica vive en esta jornada la manifestación de Dios los pueblos gentiles recordando que la Salvación no es sólo para el Pueblo de Israel sino para toda la humanidad.