Los Santos que testificaron su Fe en la espada y la hoguera
San Teódulo y San Julián estuvieron unidos al dar la vida por Cristo
Publicado el
1 min lectura
Muchos momentos de la historia se repiten, porque el hombre es el animal que tropieza setenta veces en la misma piedra. Nos situamos en la época de la persecución donde muchos cristianos caen y son ajusticiados bajo la espada, o en la cruz, o a manos de las fieras, o cualquier forma de suplicio que les venga a mano a los inflexibles perseguidores.
La celebración de los Santos de hoy en este VI domingo del Tiempo Ordinario nos acerca a esas personas que gozan de una confianza absoluta de sus amos paganos pero que cuando ya se descubren como cristianos la cosa cambia. Es el caso de San Teódulo situado en el Imperio Romano entre los siglos III y IV.
Su amo Firmiliano le aprecia, pero cuando descubre su identidad de servidor del Evangelio le toma por un traidor aunque en un primer momento quiere conservar la amistad y por las buenas le invita a apostatar. Al final Teódulo morirá mártir. San Julián de Capadocia es quien conocía perfectamente el caso de Teódulo, al que el Prefecto había llevado a la cárcel y asesinado.
Julián presenció el martirio de estos cristianos y les veneró. Entonces los soldados le prendieron y le llevaron ante el Procurador acusándole de cristiano. Firmiliano comprendió que no fue suficiente el martirio de esos servidores del Evangelio por lo que le dio la oportunidad de cambiar y adorar a los ídolos. Tal vez él sí reflexionaría pensaron los paganos. Sin embargo Julián llevado por la fortaleza de la Fe y su amor por Cristo se reafirmará como cristiano muriendo quemado en la hoguera por orden del Prefecto Romano.