SANTORAL 12 ABRIL
El papa que defendió una fe a prueba de destierros y herejías
San Julio defendió a San Atanasio, desterrado por los arrianos, herejes que negaban que Jesús tuviese la misma condición divina que Dios
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Uno de los testamentos junto al amor que dejó Cristo en Getsemaní antes de padecer, fue recordarle que Satanás pidió cribarle como se criba el trigo y que el Maestro había pedido por él y por su Fe para que no desfalleciese. Al tiempo, le invita a confirmar en ella a los hermanos cuando la recobre. Hoy celebramos al Papa San Julio I, Sucesor en el tiempo de Pedro y Vicario de Cristo como el Pescador.
Es elegido Pontífice de la Iglesia el 6 de febrero del año 337. En sus primeras intervenciones apoya a San Atanasio que volvía del destierro, después de que los arrianos no viesen bien su retorno. Pronto pedirán la convocatoria de un sínodo, al que finalmente no acudirán. Atanasio, fortalecido en la prueba, elabora un documento para una mayor firmeza en la Fe. Poco después retornará al destierro.
Tras fuertes controversias, Julio I amonesta a los arrianos por su pertinaz obstinación, rehabilitando a Anastasio y recordando la Autoridad Magisterial de la Santa Sede. Como la tensión crece, el Santo Padre convoca un Sínodo más universal, en el que envía legados. En él, los arrianos orientales, se reúnen antes para reafirmarse en la condena de Atanasio y los católicos orientales.
Finalmente surge el verdadero Concilio en el que intervienen los Obispos occidentales y los legados papales, donde definitivamente se declara inocente y defensor de la verdadera Fe de Cristo a Atanasio. La ortodoxia católica de Nicea queda reforzada y Atanasio es recibido por el Vicario de Cristo. De esta forma transcurrirán 15 años de pontificado, no exentos de dificultades y problemas donde es necesario confirmar en la fe a los hermanos.