SANTORAL 1 MARZO

El Papa que luchó por la unidad frente a las divisiones entre los cristianos

San Hilario comprobó en primera persona lo que implica ser pastor de la Iglesia: mantener unido al rebaño y traer de vuelta a las ovejas descarriadas

Unidos en Cristo

Jesús Luis Sacristán

Publicado el - Actualizado

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Tras los perÍodos de persecución en los tres primeros siglos donde la Iglesia fue martirizada y sus miembros derramaron su sangre por Cristo, llegaron otros tiempos donde el Edicto de Milán autorizó la libertad de culto. Sin embargo, en este tiempo los pastores de la Comunidad eclesial tuvieron que confirmar a los hermanos en la Fe. Sobre todo, porque las desviaciones doctrinales dividían y era necesario luchar por la unidad de todos los cristianos.

Algo así le pasó al Papa San Hilario, cuya festividad celebramos hoy. Natural de Cerdeña, interviene como legado de Pontífice San León I en el Concilio de Éfeso. También puso su granito de arena para pacificar la situación creada ante los conflictos entre los griegos y los latinos en el tema de la celebración de la Fiesta de Pascua

Cuando muere San León I, es elegido Pastor de la Iglesia Universal, servicio que ejercerá durante sus últimos siete años de vida. En esta etapa, su celo por la comunidad eclesial le empuja a trabajar en el asentamiento de los principios disciplinares y también jurídicos. Entre los múltiples problemas que tuvo que corregir, destacan el afán de poder de algunos clérigos de Las Galias, y los problemas de comunión en diversos puntos de la geografía española. Por ello se definía como un defensor de la unidad en Cristo Jesús.

También dejó un gran elenco de construcciones, como es el caso de varias capillas en la Basílica de Letrán. También levantó un Monasterio que le puso bajo el patrocinio de San Lorenzo. Así dejó un testimonio dedicado al Apóstol San Juan, al que atribuyó la cantidad de beneficios que le dispensó el evangelista en las dificultades que se le plantearon en su vida ministerial. Muere el último día de febrero en el año 468. Su confianza en Dios siempre le hizo ser fuerte en el combate.

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