La Presentación del Señor
Según marcaba la Ley de Moisés, a los cuarenta días de nacer, todo varón debía ser consagrado al Señor
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El Año Liturgico presenta varias Fiestas del Señor en el Tiempo Ordinario. Hoy es una de ellas: la Presentación del Señor, popularmente conocida como las Candelas. Según marcaba la Ley de Moisés, a los cuarenta días de nacer, todo varón debía ser consagrado al Señor. Y después de Navidad hasta hoy han pasado justamente esos cuarenta días. Esto es lo que hacen la Virgen y San José con el Niño Jesús.
En el Evangelio según San Lucas se relata este Pasaje en el que al entrar con su Hijo en el Templo, llegó un anciano piadoso llamado Simeón, al que el Espíritu le prometió que no moriría sin ver el consuelo de Israel. También profetizó a María que una espada le atravesaría el alma, fruto de que el Recién Nacido iba a ser Bandera discutida y signo de contradicción.
También pudo contemplar y alabar al Cielo una anciana llamada Ana que servía y oraba en la Casa de Dios. En la Misa de esta día, cobra especial relevancia la Entrada Procesional al Templo con las velas encendidas después de ser bendecidas en el atrio. El origen de este día data del siglo IV en Jerusalén donde se celebraban los cuarenta días después de la Epifanía del Señor.
Su fecha concreta era el 14 de febrero y se llamaba la Fiesta del Encuentro porque la llegada del Niño al Templo era el encuentro de Dios con su Pueblo Elegido. En el siglo VII se exportó a Roma donde se hacía una Procesión con las candelitas que eran velas encendidas. Así se conmemoraban los cuarenta días del Nacimiento de Cristo, Luz del Mundo. En el siglo X se extendió a todo Occidente y hasta 1969 se llamaba la Purificación de la Virgen.
Cuando entra el nuevo Misal se llama como la conocemos La Presentación del Señor. Esta Celebración es como el epígrafe del Tiempo de Navidad que, aunque, litúrgicamente concluyó el 9 de enero, Fiesta del Bautismo del Señor, hoy es como el broche de oro a este mes de Epifanías con los Reyes, el Bautismo del Señor y las Bodas de Caná. Coincidiendo con esto también la Iglesia celebra la Vida Consagrada.