El Profeta que acuñó el término Hijo del Hombre

Siempre cuentan que el Antiguo Testamento es copia y negativo fotográfico del Nuevo Testamento en el que cada uno de los Pasajes, cada una de las escenas, aluden a la Alianza definitiva. De eso se encargan los profetas en la Sagrada Escritura, de recordar al pueblo la necesidad de ir hacia la Nueva Alianza preparada para la instauración definitiva del Reino de Israel. Hoy precisamente recordamos a San Daniel. 

Oriundo de Jerusalén en el siglo VII a. C desde niño tiene el don de Profecía. Tal y como se recoge en la Sagrada Escritura, en el episodia de la casta Susana dos ancianos dan falso testimonio contra la joven. Cuando el pueblo les cree y condena a muerte a la mujer, Daniel logra con su don del Cielo evita que se condene a una vida inocente y deja en evidencia a los dos jueces, a los que ajusticia la propia asamblea. 

En la deportación a Babilona marcha él también. Allí el rey Nabucodonosor le prepara para que le sirva, evitando que coman los manjares que prohíbe la ley judía. Pero cuando ve que no le adoran debidamente el monarca enfurecido les echa a un foso de leones donde el Ángel del Señor le salva y el rey promueve un edicto donde pide que sea adorado el Dios de Daniel.

Intérprete de sueños, anuncia a Baltasar, rey babilonio, su fin, después de que este profanase los vasos sagrados del Templo. Y esa misma noche como anunció el monarca será saqueado por los enemigos, dando su reino a otro pueblo. Él habla en sus escritos proféticos del Hijo del Hombre. San Daniel muere en torno al siglo VI y forma parte de los Profetas mayores junto a Isaías, Jeremías y Ezequiel.