San Alonso Rodríguez: el portero de colegio que alcanzó la Santidad

La Santidad nos lleva hacia las zonas más internas de la España profunda. Donde hay un hombre bueno que alcanza el Premio Eterno, deja escuela en el momentos o con el paso de los tiempos. Hace pocos días recordábamos a tres hermanos anacoretas y mártires. Uno de ellos, San Frutos, era el titular de la Diócesis segoviana. Hoy 31 de octubre y último día del mes recordamos al también segoviano San Alonso Rodríguez. 

Nacido en el año 1533, es el segundo de once hijos, en el seno de una familia dedicada al comercio de paños. Aunque su juventud estuvo muy vinculada a la Compañía de Jesús, a la muerte de su padre, retoma el negocio familiar, con resultados muy precarios. Es el momento de la prueba, que también afectará sus familiares más íntimos.

Y es que, en esta misma tónica, se desposa con María Juárez con la que tiene dos hijos pero, sucesivamente, mueren los tres, quedándose sólo. Alonso, sin embargo, no se queda en la cuneta destrozado, sino que surge su deseo de profundizar en la vida interior y un mayor trato con Dios, porque todo lo descubre desde el punto d  vista sobrenatural. Puesto manos a la obra, logra repartir sus bienes entre todos sus hermanos, intentando ingresar en la Compañía de Jesús. 

Pero las dificultades vuelven cuando se encuentra con su precaria salud y su avanzada edad, dos cosas que no le permiten acceder a los jesuitas. Ellos no ven posible su incorporación a la Compañía. Por fin, es admitido en el colegio Monte Sión donde prestará su servicio como portero durante cuarenta años, siendo un verdadero ejemplo a seguir de entrega y fidelidad al Señor hasta su muerte. Es canonizado por el Papa León XIII.