San Andrés Kim y mártires de Corea, ejemplo de valentía
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Francisco ha ido estos días a confirmar en la Fe a tierras asiáticas. Hoy celebramos a San Andrés Kim y compañeros mártires coreanos, cuya existencia terminó siendo una confesión de Fe a los ojos de los que les vieron morir tan sobrenaturalmente. Su vida siempre fue un verdadero testimonio hasta la muerte, lo que tocó el corazón de muchas almas. Desde el siglo XVII, la Fe cristiana había prendido en Corea, originando grandes comunidades.
Pero, como la fidelidad se nota en las pruebas, esta Iglesia, sufre una violenta persecución que se agudiza en el siglo XIX. Los gobernantes coreanos, luchan por extinguir la nueva religión que les molesta. Muchos son los cristianos que son apresados y mueren por servir a Cristo. Entre ellos, se encuentra el celoso presbítero y pastor de almas, Andrés Kim, quien había luchado en bien de las vocaciones sacerdotales y del Clero nativo.
Su rechazo en la tierra natal le llevó a ir a China para formarse en su Vocación Sacerdotal. Fue ordenado Diácono en ese exilio, así como Presbítero. Desde fuera envió sacerdotes y religiosos. Un día decide afrontar la situación y cruzar el cmaino a su Corea donde es descbierto y asesinado. A él le siguieron un grupo numeroso de fieles, entre los que se encuentra el insigne apóstol seglar Pablo Chong.
Este nutrido elenco de creyentes, con sus sufrimientos suponen las primicias de la Iglesia coreana, regándola con su vida, entregada generosamente. No en vano, la sangre de mártires es semilla de nuevos cristianos. Ante su condena se puso en manos de Dios y pensó que así comenzaba la eternidad para él con su encuentro con Cristo de forma prematura porque tenía una edad muy joven. Era el 16 de septiembre del año 1846.