San Eladio, pastor de unidad
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En estos días que la Liturgia nos presenta el Paasaje de la Torre de Babel, se comprueba la dispersión y la división de los hombres rompiendo la armonía de Dios que crea y redime. Hoy celebramos a San Eladio, que entendió bien la unidad que Dios viene a traer como proyección de su Santísima Trinidad, eliminando así la división que el pecado había hecho en el Antiguo Testamento. Hace hacia el año 566.
Procedente de familia cristiana y educado en la Fe su gran capacidad administrativa, hizo que el rey le pidiese administrar sus finanzas, ya que había regido bien las ganancias de la casa paterna. En medio de estas gestiones temporales, la Providencia se fija en él para regir los asuntos del espíritu, por lo que entra en un monasterio donde, a la muerte del Abad, los monjes le eligen para el gobierno del Convento.
Su humildad fue tan grande que en un primer momento no quiso aceptar la Sede Toledana. Sólo el amor a Dios manifestado en la obediencia, le subió a ser el pastor de aquella Iglesia. Fue Arzobispo de Toledo, donde jugó un papel importante entre los visigodos. Ordenó Diácono a San Ildefonso, que le sucedería inmediatamente en la Sede Primada. Sus principales prioridades son la formación en la Fe, sin descuidar a los sacerdotes y el culto divino, mejorando la Liturgia, como alabanza a Dios.
Otra de sus prioridades fueron los pobres y necesitados con los que manifestó siempre su lado más caritativo. Por entonces, la convivencia entre judíos y cristianos era un problema grave, tanto en el apartado religioso, como en el orden social, así como en el cultural. Esto tenía una triste repercusión en la vida cotidiana. Eladio, hace frente al tema con gran acierto, por su parte. La oración y ponerse en manos del Espíritu de Dios le hace ser eficaz. San Eladio morirá el año 603.