SANTO 27 ENERO
San Enrique de Ossó: Santo transmisor de la Palabra por la enseñanza
Hoy seguimos la vida del español San Enrique de Ossó.
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Ahí quedan los posos del Domingo de la Palabra que se vivía ayer. Derivado de ello surge el arte de comunicar lo que Dios nos ha dicho. Hay diversas formas como la oratoria, la enseñanza y la educación. Muchos Santos han vivido la docencia como la m ejor forma de transmitir lo que Cristo nos ha enseñado y decíamos arte porque hay que saber comunicar con pedagogía y psicología. Hoy la Iglesia nos presenta a San Enrique de Ossó.
Natural de Vinebre (Tarragona), en 1840. Desde muy joven quería dedicarse a la enseñanza. Dios que conoce lo más recóndito del corazón lo sabe, pero le reconduce esa senda. Por eso como quien no quiere la cosa surge una vocación a la vida consagrada por lo que tras un periodo de preparación, será ordenado sacerdote. Su ministerio se caracterizó por su labor catequética, porque su afán de enseñar no le ha abandonado. Y ahora además de otra forma más perfecta en su camino de santificación.
Para promover todo esto Enrique funda diversas asociaciones como la Asociación de Jóvenes Católicas Hijas de María Inmaculada Santa Teresa de Jesús y el Rebañito del Niño Jesús. En ellas descubre la importancia de los niños y de la mujer en la transformación de la sociedad. De su sencillez y sinceridad se forja otra humanidad. Esta será la base en su trabajo de apostolado y catequesis.
La impronta del nuevo carisma la recibe de su lectura de Santa Teresa de Jesús. La Santa de Ávila impacta por su misticidad. Enrique no tiene vocación a la vida monástica, pero le hace mucho bien y le aporta mucho en su trayectoria la mística abulense andariega. San Enrique de Ossó muere en Gilet (Valencia) el año 1896, dejando varias obras catequéticas de gran valor, pero algunas de ellas se quedarán sin terminar. San Juan Pablo II le canoniza.