San Eulogio de Córdoba, el obispo mártir que fortaleció en la Fe a los que iban a morir por Crsto

Desde el principio el Señor da cumplimiento a lo que había dicho de que Él no había venido a traer la paz, sino la división, ya que por su causa todos se enfrentarían, salvándose solamente el que persevere. Así le pasó a San Esteban Protomártir o a los Santos Niños Inocentes. Hoy la Iglesia nos presenta a San Eulogio. Nacido en Córdoba, se le considera el Doctor de la Iglesia Mozárabe.

En medio de una fuerte persecución y sumisión de los cristianos a la dominación musulmana, exhorta a la Iglesia a mantenerse firme en la Fe de Jesucristo, a pesar de las cruces que vienen. Educado por su familia en el temor de Dios, es encomendado al Abad Esperaindeo, regente del Monasterio de Santa Clara, cerca de Córdoba. La madurez espiritual y humana, le llevan a ser párroco de San Zoilo con tan sólo 25 años.

En Santa Clara, traba amistad con un joven que se halla en su misma situación, y que se llama Álvaro Paulo. Las noticias de persecuciones y asedios a los cristianos saltan por doquier y él tendrá miedo por algunos familiares suyos. Por eso, después de intentar en vano peregrinar a Roma, quiere ir a la zona del Rhin para tener noticias de dos hermanos suyos, dedicados al comercio allí, pero no podrá avanzar mucho porque en Los Pirineos le cortan el paso, aunque en Zaragoza, le informan de que están bien.

La Providencia entretanto, le reserva otro servicio importante, ya que es elegido Obispo de Toledo, encomienda que tratará de vivir con dignidad. Pero su aptitud de apostolado, molesta a las autoridades que terminan por encarcelarle. Durante el juicio, al declararse cristiano es condenado a morir. San Eulogio será decapitado el año 859.