San Eutimio, monástico y misericordioso
Madrid - Publicado el
1 min lectura
La contemplación en la vida eremítica acerca al Misterio Salvador de Dios de manera profunda. Hoy celebramos a San Eutimio, contemplativo para vivir mejor su Fe con las obras de misericordia. Nace el año 377 en Melitina, capital de Armenia. Pronto se quedará huérfano de padre, ordenándose sacerdote con tan sólo diecinueve años, porque mostró una gran madurez espiritual y humana para el Ministerio Sacerdotal.
Nombrado archimandrita de los monasterios de la zona, pronto ingresará en uno de ellos, porque sentirá la llamada de Dios a ese estilo de vida tan especial. Pero esto no le evitará salir a recorrer diversos conventos, empezando por los de Tierra Santa, y siguiendo por Pharán y Douka. Así verá cuál de ellos es el más sencillo para vivir él, ya que la fama le perseguía por todas partes, algo que no quería él.
Su ideal era ser humilde y orar al Padre del Cielo en lo más escondido para que Él te recompense. Decidido por Pharán, dada la proximidad a Jerusalén, a los cinco años debe abandonarla e irse con otro compañero, Teoctisto, a la gruta de Dabor. Sin embargo, la multitud también le sigue con la intención de imitarle en la vida eremítica. Allí se producirá la curación del hijo de un hombre caldeo, quien, había venido con todo el séquito en busca de Eutimio.
Al producirse la curación humana, también viene la conversión del corazón, convirtiéndose al cristianismo. Buscando más silencio para su recogimiento y oración, marcha a Sabel, en el Sur del Mar Muerto, donde entrará en contacto con muchos árabes. La sencillez del Santo les arrastra a abrazar la Doctrina de Cristo. Convirtió a la Emperatriz Eudoxia, unificando Oriente en el Concilio de Calcedonia. San Eutimio muere mártir en el año 840.