El Santo del Día: San Francisco de Borja, jesuita y humilde siervo de Dios
Madrid - Publicado el
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Santa Teresa de Jesús, a la que pronto celebraremos, recordaba que “todo se pasa y Dios no se muda”. El Santoral de este día, nos presenta al español San Francisco de Borja, quien experimentó y profundizó en la fugacidad de las cosas terrenales. Nace en Gandía (Valencia) el año 1510 dentro de una familia ducal. De hecho está emparentado con el Papa Alejandro VI, Fernado “el Católico” y el Emperador Carlos V.
Su condición de noble hizo que este último Jerarca, le llamase a desempeñar diversos servicios en su corte, otorgándoles títulos nobiliarios. Todos estos cargos los vivió en un clima de verdadero ejemplo, tanto en la vida familiar como en la política, aunque tal vez necesitaba un pequeño empujón a su vida de Fe y la Providencia se iba a servir de un acontecimiento que le marcaría y le llevaría a un mayor camino de perfección.
La ocasión se presentó cuando muere la emperatriz Isabel, a cuyo servicio estaba su esposa desde antes de casarse. Al ver el cadáver de la reina, con la desfiguración que causa la muerte, Francisco impresionado exclama: “No volveré a servir a señores que se puedan morir”. Así se entrega a una vida más inclinada hacia Dios, hasta que en 1546, cuando fallece su esposa, ingresa en la Compañía de Jesús, fundada por el también español, Ignacio de Loyola, tras entablar amistad con los jesuitas Araoz y Fabro.
Dentro de los jesuitas, es nombrado Superior General, gobernando la Compañía con gran sabiduría y sencillez, e impulsando la expansión misionera de la Iglesia. De hecho, en estos cometidos vivió a modo de un humilde Párroco dedicado a cumplir la tarea que Dios le tenía encomendada en su senda de perfección. San Francisco de Borja muere en Roma en 1572, siendo canonizado un siglo después, concretamente el año 1671.