San Frutos, segoviano y ermitaño

San Frutos, segoviano y ermitaño

Jesús Luis Sacristán

Madrid - Publicado el

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Los Santos siempre se caracterizan por hacer el bien sin ruido, que eso es lo propio de los servidores del Evangelio. Hoy celebramos a San Frutos, que desde el silencio dejó que Dios modelase su existencia para Gloria Suya. Su vida transcurre en torno al siglo VII, junto a sus hermanos Valentín y Engracia, también santos. Estos momentos se encuentran inmersos en las turbulencias de la época.

Las luchas internas entre los reinos cristianos darían pie a la intervención y consiguiente invasión de los moriscos. Ante esta masiva llegada de moros que ahuyentaban a los monarcas cristianos, tuvo que enfrentarse Frutos para alentar en la Fe a cuantos empezaban a vacilar. Poco después, los tres hermanos quieren buscar la perfección desde el consejo evangélico de “si quieres ser perfecto, vende cuanto tienes, dando el dinero a los pobres, para que tengas un tesoro en el cielo”.

Así dan todas sus posesiones a los más necesitados y se retiran a un yermo cercano a la capital segoviana. Muchas serán las personas que se empeñan en seguirles para imitar este modo de vida. Al ser una gran muchedumbre, los sarracenos intentan persuadirles por la fuerza para que no intenten poner en práctica esto. Esto requiere la intervención del Santo quien trata de convencer a los musulmanes para que desistan en su aptitud, pero el intento será en vano.

Por este motivo traza una línea en un peña, estableciendo la división para que no la crucen, siendo castigados por su osadía los propios musulmanes. La Providencia siempre muestra señales d eaqyuda a quines le invocan. San Frutos muere de edad avanzada y es Patrón de la ciudad de Segovia. Junto al municipio segoviano de Villaseca en la cima sobre las Hoces del Duratón se ubica su ermita.

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