San José de Cupertino: Santo de grandes dones
Madrid - Publicado el
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Dios enriquece con gracias especiales a cada persona. Hoy recordamos a San José de Cupertino, cuya vida estuvo adornada con muchos dones de Dios que le custodiaron la Santidad de vida. Nace en Nápoles durante el reinado de Felipe III. En él se pone de manifiesto la fuerza de Dios para confundir a los soberbios del mundo. Y es que este Santo encuentra grandes dificultades para aprender a leer y para ejercer un oficio.
Poco a poco profundiza en estudios sin dejar sus pequeñas posibilidades con las manualidades. Siempre conservó recuerdo de ambas formas d evida que había llevado a cabo en clave de sostener el hogar que pasaba por penurias económicas muy duras, a veces. Pero va comprendiendo que estos es fruto de que la Providencia le reserva la tarea de hacerse religioso. Intenta entrar en los franciscanos conventuales, pero no le dejan.
Otro tanto el apsa con clo conventuales que le ven muy precario en su formación y sus capcidades de estudiar. Un tercer intento lo hace en lso capuchinos que, en un principio le admiten, epro terminarán tambien por expulsarle. Al final, ingresa en Santa María de Grotella. Allí descubren la riqueza que esconde su humildad. Tras no pocas dificultades en los estudios se ordena sacerdote. Es la manera de descubrir como le pasó al Cura de Ars, años después cuando le costaba la Teología y el latín.
Sin embargo, la llamada la tenía encendida en el corazón. La sencillez y la caridad con los necesitados, son los dos ejes de su ministerio. Muchos son los que quieren verle por su fama de santidad -entre ellos, el Papa Urbano VIII-, pero otros, le critican y calumnian por envidia. Uno de los principales dones que tenía era el de la levitación que lo hacía a la vista de todos. San José de Cupertino muere en el año 1663.