San Juan de Kety
Maestro del perdón y reconciliación, marcha hacia Tierra Santa para conocer los Lugares donde vivió el Señor, visitando también las tumbas de los Apóstoles Pedro y Pablo en Roma
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La Llegada del Salvador hace alusión a la presencia de Dios en la vida de cada hombre y en cada acontecimiento que viene a remediar su pobreza espiritual y humana, y así han obrado los diversos Santos de toda la historia. En este penúltimo día de Adviento, y cercana ya la Natividad del Señor, la Iglesia nos propone a San Juan de Kety, imbuido en la caridad a imitación de Dios que por Amor planta su Tienda entere nosotros.
Juan Wacienga nace en Kety, municipio cercano a Cracovia, en el año 1390. A los 23 años se inscribe en la universidad de Cracovia, centro fundado poco tiempo atrás, pero que ya contaba con un gran prestigio. Esta situación la compaginó perfectamente con el ámbito pastoral, puesto que se ordenó sacerdote, cuando siente que la Providencia también le empuja a ese camino.
Así lo atestigua su labor docente como profesor de filosofía, y más tarde de Teología, al tiempo que era párroco de Olkus, lugar que dependía del capítulo de San Florián, al que se había vinculado Juan. Siempre estuvo al servicio de los necesitados con un gran espíritu de caridad, en medio de su sabiduría. En estos tiempos en que la guerra asediaba a Polonia, el Santo supo defender la Fe y la causa de los más pobres, respetando siempre al contrario, para no caer en la tentación de la venganza.
Para ello potenciaba el perdón a los hermanos como se reza en el Padre Nuestro. Viendo el valor de Redención que tenían las peregrinaciones, marcha hacia Tierra Santa para conocer los Lugares donde vivió el Señor, visitando también cuatro veces las tumbas de los Apóstoles Pedro y Pablo en la Ciudad Eterna. San Juan de Kety muere la víspera de Navidad el año 1473.