SANTORAL 4 ENERO
El hombre que nunca dejó abandonado a Jesús en el Sagrario
San Manuel González tiene una vida muy ligada a Cristo Eucaristía y a los fieles de Andalucía. Su historia, en el santoral de hoy
Madrid - Publicado el
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En este período de Adviento y Navidad siempre se recuerda la presencia de Dios que viene al encuentro de cada hombre en cada acontecimiento de su vida. Esa venida histórica que ahora conmemoramos, se entrelaza con la venida al final y la que tiene lugar en el Altar cada vez que perpetuamos su sacrificio como memorial. En esa Venida cotidiana de cada día se aprecia esa Presencia de Dios tan especial, pero que nunca la valoraremos en su justa medida.
Es lo que le pasó a San Manuel González, cuya memoria recordamos en esta antevíspera de la Epifanía del Señor. Este Santo es de origen sevillano. Nace en 1977 y su hogar es tan sencillo como religioso y tan religioso como sencillo. Su padre es un carpintero siempre al pie del cañón y la madre una mujer dedicada a sus labores en la casa. Manuel quisiera tener muchas aspiraciones, pero lo que ve es que no puede pedir más de la cuenta.
Se conforma pero hay una ilusión que se ve colmada como es formar parte de los “seises”, esos niños que bailan en la Giralda de Sevilla el día del Corpus y en la Inmaculada Concepción. Sintiendo la vocación, se ordena sacerdote después de sus estudios en el Seminario. Su labor en la Diócesis hispalense es grande. Huelva también se verá beneficiada de sus labores de apostolado. Consagrado obispo, pasa por diversos lugares como Málaga, Madrid y Melilla.
Ante esto surgía la pregunta acerca de que cuál era el lugar de donde sacaba esa fuerza para tanto apostolado. Y la clave estaba en Cristo Eucaristía. Don Manuel dirá que un día sintió como si el Señor Sacramentado le mostrase gratitud en una de las visitas por acercarse hasta Él, ya que muchas personas ignoran la Presencia del Señor en el Sagrario.
De hecho, va a Palencia donde muestra su faceta de Pastor de esa Iglesia desde el amor a Cristo Eucaristía que le lleva a la caridad con los más necesitados. Gracias a ese impulso funda la Familia Eucarística de Nazaret y funda las revistas El Granito de Arena y RIE (infantil) con tintes eucarísticos. El obispo de los Sagrarios abandonados (como se le llegó a llamar) muere el 4 de enero de 1940.