San Onésimo, discípulo de Pablo y hermano de Filemón

Escucha su historia con Jesús Luis Sacristán

Redacción Religión

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La Cuaresma supone siempre liberación de los pecados y las cadenas de la esclavitud del mal. Para eso Dios presenta, a través de su iglesia este Tiempo de Gracia. Hoy precisamente celebramos a San Onésimo cuya historia nos trae la Sagrada Escritura. Una realidad impregnada de ataduras espirituales y humanas que, con el tiempo, logrará superar gracias a los Apóstoles y su labor ministerial.

De su riqueza brotaba mano de obra. No sólo material, sino humana. Entre sus esclavos había uno que se llamaba Onésimo. Este como cualquier otro hombre privado de libertad, siempre busca la liberación, sea por la vía pacífica, sea por la fuerza, o logrando esquivar las dificultades que se presentan. El caso es que Onésimo roba a su amo Filemón y escapa con el botín. Interceptado por la guardia romana, es llevado a la cárcel.

Allí se encuentra con Saulo. Cuando habla con él, se da a conocer como el esclavo de Filemón, que ha sido descubierto y detenido por ladrón. Entonces San Pablo escribe su Carta a Filemón. En ella le pide que acoja a Onésimo, a quien él en la cárcel engendró entre cadenas. Y le añade que seguramente le perdiste para ahora recuperarle como un hermano. La tradición cuenta que San Onésimo fue a Roma a predicar, muriendo lapidado.

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