San Perfecto de Córdoba, defensor de la Fe
Madrid - Publicado el
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Recuerda la Escritura que si con Cristo Resucitado de entre los muertos morimos, viviremos también con Él. Hoy celebramos a San Perfecto, que asumió esta manera de entregar la vida y derramar la Sangre para imitar la Muerte del Señor y tener parte en su Resurrección. Hijo de padres cristianos, nace en Córdoba, estando vinculado a la Iglesia de San Acisclo. Conocedor del árabe, su historia se encuentra en un tiempo donde arrecia el dominio musulmán.
Pero a medida que pasan los años, esta presencia del Islam se irá recrudeciendo hasta llegar a una mayor intransigencia con los creyentes en Cristo. Es una nueva etapa de persecución. Muchos cristianos, entre ellos el propio Perfecto, encabezarán una lista de perseguidos que morirán mártires. Precisamente, en los comienzos del año 850, defenderá la Fe en Jesucristo ante un grupo de musulmanes.
Su ira se incrementará cuando sostiene el error de la religión islámica, invitándoles a abrazar al Dios de Jesucristo. Así es acusado de traidor y llevado a la cárcel. Pronto será sacado de la prisión para ser torturado y decapitado, junto al Guadalquivir, en el “Campo de la Verdad”, término denominado así debido a la cantidad de personas que derramaron su sangre por confesar su Amor al Dios Único y Verdadero.
Enterrado en San Acisclo, en 1124, sus reliquias se trasladan a la Iglesia de San Pedro. Y como la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos, muchos seguidores de Cristo, que se mantenían escondidos, empezarán a dar la cara con valentía sin importarles morir por el Evangelio. El testimonio cunde en ese momento. Es la forma de mostrar, en palabras del Apóstol San Pablo, que todo lo estiman pérdida en comparación con el Reino de los Cielos.