San Urbicio de Huesca:, devoto de los Niños Justo y Pastor
Madrid - Publicado el
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La Comunión de los Santos es uno de los pilares de la Fe como proclamamos en uno de los artículos del Credo. De esta manera los Santos desde el Cielo nos ayudan cuando nos encomendamos a ellos. Hacemos en este día memoria de San Urbicio, que vivio bajo la protección de los Santos que gozan ya de la Paz de Dios, la que vino a traer con su Nacimiento. Su vida se sitúa entre los siglos VIII y IX. Nacido en Burdeos, su ascendencia está a caballo entre Francia y España.
Es hijo de padre pagano y madre cristiana. Precisamente el padre morirá siendo él muy pequeño durante una lucha conta los sarracenos. Pero los conflictos no han hecho más que empezar. Cuando tiene catorce años, se encuentra en Aquitania, lugar que invadirán los moros procedentes de la Península, llevándose cautivos a él y a su madre Asteria. Les llevan apresados a la zona de Galicia como botín de guerra.
Todo ese tiempo, los dos viven más intensamente su Fe, anhelando la liberación. Cuando la consigue Asteria, lucha por la del hijo, pero no lo verán sus ojos hasta casi en el lecho de muerte. Esta madre cristiana había encomendado la causa a la Virgen María y a los Santos niños mártires Justo y Pastor. De hecho el hijo es consciente de esto y agradece a los niños mártires de Alcalá su intercesión. Por eso las dificultades no le asustan
Él profundiza en las palabras de San Pablo cuando en sus cartas consuela a los esclavos cristianos, recomendándoles que vivan siempre pensando en el verdadero Amo de todos que es Dios. En todo momento sigue con la devoción prolongada hasta el final a los niños mártires de Alcalá. Sintiéndose deudor, se lleva sus reliquias de Alcalá a Burdeos por miedo a que sufran una profanación. Los últimos momentos de su vida, San Urbicio se entrega a la austeridad penitencial en Huesca, hasta su Partida al Cielo hacia el año 802.