SANTORAL 27 SEPT
Vicente de Paúl: el santo que amó a Cristo presente y escondido
El fundador de las Hijas de la Caridad quería ser obispo hasta que confiesa a un moribundo. Allí descubre la ternura que Dios le da y que le pide que dé a los demás, que es donde Dios se "esconde".
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Dios nunca deja de enviar gracias a través de los diversos carismas que ha dispuesto para que el hombre se santifique. La raíz de todo se encuentra en el amor. Esta es la clave del Santo de este día, San Vicente de Paúl. Es fácil muchas veces ensalzar a las personas que han alcanzado la Santidad, pero también es un aliciente ver que fueron pecadores como todos, pero valientes para pedir perdón y buscar el bien.
Vicente es natural de Aquitania. Nace en el año 1581 y reconocerá que renunciaba a su origen humilde. Sin embargo, con el paso de los tiempos, sentiría remordimiento por avergonzarse de su padre por su origen humilde. Enviado a estudiar a los franciscanos de Dax, se ordena sacerdote. Ya parecía haber obtenido sus aspiraciones. El obispo le ofrece una Parroquia, pero esto le queda muy pequeño.
Él quiere seguir estudiando Teología. Tiene una idea superior: ser obispo y luchar para conseguirlo a cualquier precio. Un día confiesa a un moribundo que había tenido fama de ser buena persona. Pero en el transcurso del Sacramento Vicente descubre que Dios le ayuda a que salga de su corazón la ternura para que atienda a los necesitados y anima a grupos de sacerdotes que hagan lo propio.
En otra ocasión, conoce a San Francisco de Sales, el Santo de la dulzura, que le ayudará a tener un carácter más sencillo. Si se iba a dedicar a vivir la caridad intensamente, debía vivir en una ternura que le acompañase siempre. De esta manera funda las Hijas de la Caridad, religiosas dedicadas a vivir el amor de Dios en el prójimo. Su descubrimiento de Dios en el necesitado es tal, que cuando reza ante el Santísimo y llama un pobre necesitado a su puerta, dice que deja a Dios presente en el Santísimo Sacramento del Altar para atender a Cristo escondido en ese pobre que llama. Muere en 1660 colmado de oración, humildad y servicio a Dios y al prójimo.