Santa Engracia de Mérida, mártir por Cristo, el Esposo
Madrid - Publicado el - Actualizado
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España, como han resaltado los últimos Papas es “tierra de María y tierra de Santos”. Pero también en el Santoral, nuestro país es “tierra de mártires”. Por ejemplo Santa Engracia de Mérida que conmemoramos hoy. Sus orígenes se sitúan en Portugal el año 1030. Muchas dificultades para los servidores de la Fe le habrían llevado a huir de la zona lusitana, llegando probalemente hasta los Montes Carvajales, en las inmediaciones de León.
El motivo es que ella desde muy niña había conocido la Palabra de Dios y se había hecho netamente seguidora de Cristo. Tal fue el impacto del Amor de la Divina Providencia en su alma que hizo un gesto de consagración a Jesucristo, el Esposo, prometiéndole no abandonarle nunca jamás. Por eso momentos Fernando I, había llevado a cabo una empresa en la que conquistó la zona noroeste de la Península.
El afán de poder se había adueñado de muchas conciencias. Incluso hasta personas cristianas dejaban a un lado sus creencias para buscar grandes conquista humanas. En el caso de Engracia, no sucedió de esta manera, a tenor de lo que reflejan los datos. Por entonces el padre concertó con un joven noble castellano, que le concedía la mano de su hija. Siguiendo la costumbre de aquellos tiempos, no tomó en consideración lo que pensaba la hija.
Ella alegó su condición de consagrada a Dios, lo cual desató la ira del novio, su huida y la persecución de aquel. Esto, unido a la imposición del padre, hizo que escapase de su hogar huyendo hacia el interior de España. Al ocultarse con más cristianos, huyendo de la dominación morisca, un día es descubierta por su novio que la delata a los invasores que, inmediatamente, le decapitan. Sería el año 1050. Pasado un siglo, un pastor llevaba a abrevar a su rebaño y encontró un resplandor, hallando la cabeza de la Santa.