Santa Inés, mártir confortada en la Palabra de Dios

Cada uno de los Santos que siguieron al Señor tuvieron su periodo de conversión y madurez. Hoy, III Domingo del Tiempo Ordinario, celebramos a Santa Inés, que ya muy joven, estaba preparada para unirse al Esposo en el Cielo. Su nombre está asociado al sustantivo latino agnes, derivado de agnus-i (que significa cordero). Los datos sobre su vida la sitúan en el siglo IV morirá mártir, siendo muy joven.

De origen noble, poseía muchas riquezas y bienes, por lo que tenía multitud de patricios romanos que buscaban pretenderla en matrimonio. Ella desistió cualquier compromiso alegando su Fe en Cristo. Así empieza a tener dificultades, porque es acusada de cristiana, religión que no sólo prohibía, sino que también perseguía, el Imperio Romano. Por este motivo, intentan desviarla de la senda recta, usando todo tipo de estratagemas.

Contra todo pronóstico humano, de esas dificultades y pruebas Inés sale victoriosa. Al ver que nada conseguían, la intentan quemar en una hoguera, pero ella sale ilesa milagrosamente. Entonces, muere decapitada en el año 304. Después del Edicto de Milán, por el que se deja de perseguir la religión cristiana, la hija de Constantino, levanta una Basílica en su honor en la Vía Nomentana, extendiéndose su culto rápidamente.

Tanto San Ambrosio de Milán como el Papa San Dámaso, dejan diversos escritos elogiando el testimonio de la Santa, que vivió las virtudes cristianas y humanas en grado heroico. Santa Inés también se halla incluida en el Canon Romano. Inés escuchó a Dios al oír lo que enseñaba. Precisamente este Domingo es el de la Palabra. Fue instituido en el año 2019 por el Papa Francisco. La idea era vivir con más intensidad esta Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, la lectura de la Sagrada Escritura.