Santa Juan de Aza, madre de la Orden de Predicadores

Redacción Religión

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La Iglesia valora siempre la transmisión de la Fe de padres a hijos. Gracias a eso la experiencia cristiana sigue de generación en generación. Hoy es Santa Juan de Aza, que supo transmitir su amor por Dios a sus hijos con grandes frutos. Es oriunda de Aza, un pueblecito burgalés en el camino hacia Valladolid, y cerca de Aranda de Duero. Pertenece a una familia de origen noble. Su nacimiento oscila entre los años 1135 y 1140.

Todos coinciden en que es una mujer de grana amor hacia Dios, sencilla, de gran finura y muy compasiva con los necesitados. De muy joven casa con Félix de Guzmán, Gobernador de Caleruega muy cerca de Aza. Es un hombre también de Fe. De este matrimonio nacen tres hijos: el Venerable Antonio, el Beato Manes y Santo Domingo. Éste último será el fundador de los Dominicos. El hogar era una verdadera escuela de encuentro de oración y familia al estilo de aquella época.

Esto favoreció la consagración de los tres hermanos. De hecho Antonio se hizo sacerdote con gran espíritu de oración y caridad. Manes ingresó en los dominicos y el caso de Domingo fue de otra manera. La madre se marcha al Monasterio de Silos a pedirle una ayuda especial a Santo Domingo para que su tercer hijo fue también un consagrado a Dios. Incluso ya hizo voto de que se llamase también como él.

Su preocupación fue cuando tuvo una visión en la que veía un perrillo dentro de su vientre con una antorcha. Contra todo lo que pudiese pensar ella en apariencia, la realidad de la visión es que se aludía a su hijo cuya vida con el carisma dominico iba a iluminar a todo el mundo. Y la mejor representación era un perro fiel. Santa Juana de Aza muere en el Torreón de los Guzmanes el año 1205, en el seno de esta familia llena de Santos.

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