El Santo de hoy: Luciano y Marciano, de adivinos a cristianos
Madrid - Publicado el
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El Señor siempre hace volver a las ovejas descarriadas de Istrael y prepara para ellas un Banquete Eterno que no conoce ocaso. Eso les sucedió a los Santos Luciano y Marciano, que conmemoramos hoy. Nacen en Nicomedia en el siglo III. El ambiente es de persecución a los cristianos. Sin embargo el ritmo de ambos es contrario a la Fe. Está imbuidos de superstición y ocultismo, superando a sus propios maestros en magia.
En la ciudad hay una joven a la que ellos quieren pretender como esposa y ella alega su condición de servidora de Cristo. Los dos intentan maldecir a la joven, pero el maligno les dice aterrorizado que ante Cristo no puede el infierno. Esto hace que Luciano y Marciano abjuren de sus errores y con humildad reconozcan la Fe en el Señor Jesús y se conviertan a Ella. Acto seguido quemaron sus libros agradeciendo en público el Amor de Dios sobre ellos cuando les había iluminado para abandonar el error y acercarse a la Verdad.
Posteriormente se retiran a un luagar solitario como San Frutos, San Valentín, Santa Engracia o el mismo San Antonio Abad. Junto a esa oración de dos ermitaños se acercaban a los necesitados para socorrerles. En esos momentos de penitencia y grandes sacrificios por su vida y las almas de todos los pecadores, los demonios les atacaban furiosos de que su antiguos servidores, ahora les rechazaban.
Pero el Señor les daba fortaleza en atención a su oración y penitencia para salir fortalecidos de la prueba y del combate. Después de largo tiempo volvieron a la ciudad asl estilo de San Pablo para predicar que Cristo es Dios Hecho Hombre. Los paganos les denunciaron al Prefecto Sabino quien les detuvo pidiéndoles cuentas de su predicación. Como persistieron en su Fe, Lucianos y Marciano fueron condenados a morir en la hoguera. Sus reliquias fueron llevadas a Vic (España) en el siglo XI.