El santo que fue militar y ayudó a los cristianos perseguidos en Roma

San Sebastían, el patrón de los soldados y de los atletas, que dedicó su vida a ayudar a los cristianos romanos perseguidos

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Jesús Luis Sacristán

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En este segundo domingo del Tiempo Ordinario en el que vamos siguiendo de la mano a Cristo adulto que se ha manifestado y ha comenzado su predicación, recordamos a San Sebastián.

En este caso no hablamos de un niño, ni de un patriarca o un sacerdote, no. Sebastián es un militar de los que luchaban por el bien de Roma para que el Gran Imperio ampliase cada vez más sus fronteras y su dominio. Pero es que (paradojas de la vida) su entrada en el ejército romano, no tenía otra finalidad que ayudar a los cristianos perseguidos.

Precisamente cuando uno de aquellos seguidores de Jesucristo estaba a punto de ser sacrificado y padecer como el Maestro en la Cruz, el santo le anima ante los lamentos de su familia que le podían llevar a desistir de sus deseos iniciales de morir mártir. 

Su cargo de capitán imperial, le hará si cabe mayor defensor de la causa de Cristo. Pero pronto será descubierto y denunciado ante el emperador Maximino. Este, tras informarse de la condición cristiana de Sebastián, le llama y le pone en una disyuntiva: Si acepta ofrecer un sacrificio a los ídolos será ascendido, mientras que si persiste en su creencia será condenado a muerte como prescribía la ley de Roma.

Cuando él proclama su fe con toda claridad, declarando que seguirá así hasta el final, es llevado a un árbol donde morirá tras ser disparado con flechas por sus propios compañeros militares. Pronto levantarían en Roma una Basílica dedicada a él, invocándole como protector de los heridos, de las plagas y de las enfermedades. San Ambrosio pronunció grandes sermones, elogiando la personalidad testimonial del Santo. Es Patrón de los soldados, de los atletas y los arqueros.

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