Octava de Navidad (IV): Los Santos Inocentes

Contemplamos cómo llora en un Pesebre el Autor de la vida y la alegría. Vemos pobre al que es la única Riqueza que puede colmar las aspiraciones de los hombres

Octava de Navidad (IV): Los Santos Inocentes

Redacción Religión

Publicado el

1 min lectura

La Llegada del Señor no se produce en un clima de todo muy bonito, sino que conlleva incomprensiones y preludios de la Cruz que un día le conducirá hacia el Calvario para liberarnos. Estamos en el IV día de la Octava de Navidad. Seguimos viendo a Dios hecho criatura en un portal.

Contemplamos cómo llora en un Pesebre el Autor de la vida y la alegría. Vemos pobre al que es la única Riqueza que puede colmar las aspiraciones de los hombres. El Misterio de Belén hace que revivamos de las cenizas, porque antes estábamos muertos por el pecado y ahora somos hijos en el Hijo. En medio de la noche Dios irrumpe en la historia de la humanidad para mantenernos despiertos ante su Venida definitiva al final de los tiempos. Mientras tanto, nos invita a prepararnos con el mismo corazón que María y José en el establo.

Y dentro de esta estampa navideña, recordamos hoy también a los Santos Inocentes. San Mateo cuenta en el Evangelio cómo Herodes monta en cólera porque los Magos venidos de Oriente no vuelven a su palacio de Jerusalén para contarle dónde se encuentra el Rey de los Judíos. El monarca toma al Niño Jesús por un rival que cuando crezca le quitará el puesto a él y sus descendientes.

Y la no respuesta de los visitantes extranjeros, le hace pensar que son parte del complot contra él. Es cuando manda matar a todos los niños menores de dos años en Belén y sus alrededores. Entonces los guardias cumplen las órdenes para que se cumpla lo dicho por el Profeta: “Una voz se oye en Ramá: lamentación y gemidos grandes. Es Raquel que llora a sus hijos y rehúsa el consuelo porque ya no existen”.

Temas relacionados