Santa Catalina Labouré

Transmisora de la devoción a la Milagrosa, la difícil situación familiar parecía ser su lugar de santificación, pero el Señor le tenía reservada el camino de la vida religiosa

Santa Catalina Labouré

Redacción Religión Jesús Luis Sacristán

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Cuando el Señor comunica su Gracia con mensajes particulares, bien Él mismo, bien a través de su Madre, siempre se sirve de un alma que sea fiel en su vocación. Si ayer celebrábamos a La Virgen de la Medalla Milagrosa, hoy recordamos a Santa Catalina Labouré, Religiosa a la que se apareció la Virgen y que fue fiel en la misión que le encomendó la Providencia.

Nacida en Fain- les- Moutiers (Francia), fue la séptima de los nueve hermanos que sobrevivieron a los diecisiete hijos que tuvieron sus padres. Pronto morirá su madre, con los que se hace cargo de las tareas de la casa con su hermana Tonina. La situación familiar parecía ser su lugar de santificación, pero el Señor le tenía reservada el camino de la vida religiosa.

El santoral de hoy, sábado 28 de noviembre

Para llegar hasta ella, tuvo que vencer grandes dificultades, como ser criada al servicio de dos hermanos mayores. Son las cuestas y altibajos que ofrece la vida y que nos van limando como el sol que es probado al fuego y hecho al crisol. Al final, la vida se clarifica e ingresa en las Hijas de la Caridad, fundadas por San Vicente de Paúl, donde resplandecerá por una fidelidad al carisma de la Congregación. La oración ante el Sagrario, le impulsa a visitar asilos, hospitales y orfanatos donde atenderá a los necesitado, viendo en ellos a Cristo.

Es el más puro espíritu de San Vicente de Paúl cuya realidad es que cada vez que se lo hagáis a uno de estos los humildes a mí me lo hacéis. La última etapa de su vida la pasó haciendo trabajos que le dejaron en el más absoluto anonimato, con un claro ejemplo de humildad y sencillez. Muere el 31 de diciembre de 1876 y Pío XII le canonizará en el siglo XX.

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