San Marcelo
Mártir por servir a Dios, vivía en un ambiente no muy favorable, pero fue en ese momento cuando se manifestó la Gloria de Dios con su Gracia
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La Fe en Cristo siempre se ha mostrado en todo tipo de personas y lo más admirable es que, en multitud de ocasiones, ha sido entre personas pertenecientes al ámbito paganos en los tiempos más duros de la persecución y que abrazaros la Liberación de Cristo, frente a la esclavitud del Imperio Romano y el paganismo.
Hoy es la festividad de San Marcelo, quien vivía en un ambiente no muy favorable, pero allí se manifestó la Gloria de Dios con su Gracia. Perteneciente a la Legión VII, León, en Hispania pudo ser el escenario donde transcurre su proceso por ser cristiano en España, ante el gobernador Fortunato. Incluso la tradición le sitúa como padre de los Santos Claudio, Lupercio y Vitorio, cuya memoria conmemoramos, además, en esta jornada.
También ellos murieron mártires por declararse cristianos ante las autoridades como el padre. Posteriormente, sería trasladado a Tánger, ante el procurador Aurelio Agricolano para enfrentarse a un juicio. En el informe se hace constar su pertenencia a la Fe cristiana, y cómo había arrojado su cinturón y bastón de mando sobre sus subordinados, renunciando a todo por el Evangelio, cuando les obligaron a ofrecer sacrificios a los dioses.
A pesar de que el resto de la tropa ofrezca esos rituales, implorando su protección sobre el Emperador, Marcelo se reafirma en su condición de discípulo de Cristo, por lo que el Procurador de Tánger le condena a morir decapitado. De esta forma invita a otros soldados a que le sigan en este camino hacia el martirio. Así, muestra la Iglesia, una vez más, el ejemplo de un mártir que muere y da la vida por el Reino de los Cielos, alentando a la comunidad cristiana para imitarle.