¿Se puede ser santo, antes de que naciera Jesucristo?

Hoy 19 de noviembre celebramos en el santoral a San Abdías, hombre que vivió cinco siglos antes que Cristo

¿Se puede ser santo, antes de que naciera Jesucristo?

Jesús Luis Sacristán

Publicado el - Actualizado

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Pues sí, este es el caso del santo de hoy: San Abdías. Nada tiene que ver el tiempo con el ejemplo de vida. La santidad siempre ha sido la misma, Jesús vino a atestiguarlo. En el Antiguo Testamento encontramos a los grandes profetas. Su vida siempre tuvo una constante: recordar al Pueblo Elegido que tiene bien merecido el destierro porque abandonó la Antigua Alianza, al tiempo que le resalta que Yahvé es un Dios misericordioso lento a la ira y rico en piedad, que no lleva cuentas del mal y que espera siempre la vuelta del pecador hacia Él. 

El Profeta San Abdías, cuya vida la sitúan los escrituristas en el siglo V a. C. Su Libro es el más corto de los escritos por los profetas en el Antiguo Testamento. No en vano forma parte del grupo de los Profetas menores de la Antigua Alianza.

En síntesis, encontramos una doble idea: por un lado, habla del castigo a Edom, pueblo pagano que persigue y hace la guerra contra Israel, mientras, por otra parte, anuncia el “Día de Yahvé”, momento en el que se manifestará la justicia divina. Así medirá el Todopoderoso a cada uno según las obras.

"Aunque te encumbres como un águila, y pongas tu nido en las estrellas, de allí te haré bajar... te cubrirá la vergüenza y serás cercenado para siempre", clama la voz del Altísimo. Como entonces, el Señor sigue detestando a los que desprecian su Ley, a los que atropellan el derecho a la vida, a quienes explotan y viven con afán de superioridad frente a los otros.

Su orgullo les ciega hasta el punto de no reconocer que todo lo recibido es un don de la Providencia. Sólo el Juez Soberano utilizará la misericordia para el que tuvo un corazón misericordioso. Precisamente por eso es uno de los que más ofrecen la justicia social junto a Amós y a Oseas. Todo está enlazado con el Amor de Dios a los hombres que les pide saber administrar rectamente los asuntos de la tierra. Toda su vida se sitúa en el siglo V a. C.

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