Santos Basilio Magno y Gregorio Nacianceno, estudiosos del Verbo Encarnado

El Misterio del Verbo hecho Carne ha sido motivo de reflexión y estudio de los grandes santos y sabios de la Iglesia. Siempre han profundizado en su entrada en el curso d ela historia para redimirnos. Hoy martes, 2 de enero y dentro del Tiempo de Navidad, antes de Epifanía en que nos encontramos, celebramos a los Santos Basilio Magno y Gregorio Nacianceno. Ellos reflexionaron sobre el Misterio de Dios Hombre, plasmándolo en sus escritos y reflexiones.

Basilio Magno nació en Cesarea de Capadocio el año 330. Su familia, de probadas virtudes cristianas, influye en la educación de este hombre también virtuoso y de gran conocimiento en las letras y arte de su tiempo. A pesar de esto, siguió la senda de la vida eremítica, hasta que el año 370, la Providencia Divina le señala para ser Obispo de su ciudad natal. Como otros tantos pastores de su tiempo, tuvo que condenar los errores creados por la herejía arriana.

En ella se negaba que Cristo fuese Dios y Hombre Verdadero. Aquí vuelve a aflorar su sapiencia al escribir una gran producción teológica, además de grandes reglas monásticas, aún seguidas por muchos Monasterios de Oriente. Gran benefactor de los pobres, y hondamente preocupado por la unidad de la Iglesia, muere el 1 de enero del año 379. Y en el mismo año que Basilio Magno, nació Gregorio en Nacianzo.

Su espíritu de estudio le hizo recorrer diversas ciudades. También imita a su amigo Basilio en la vocación eremítica, para ser ordenado posteriormente, y de forma sucesiva, Presbítero y Obispo. Más adelante, el año 381, es designado Patriarca de Constantinopla, servicio que le reportará muchas dificultades y persecucuiones. Por ello, Gregorio Nacianceno se retiró a su tierra natal, muriendo hacia el año 389.