Madrid - Publicado el
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Si ayer celebrábamos los méritos de Todos los Santos en una misma Fiesta, hoy recordamos a los Fieles Difuntos en este día, llamado también de Ánimas. Es la ocasión de recordar a cuantos ya han pasado de este mundo, pero aún tienen faltas de las que limpiarse, y se encuentran en el Purgatorio, lugar de purificación, hasta que queden limpios de toda mancha y vayan al Cielo.
Ellos son la Iglesia Purgante. Gracias nuestras oraciones por ellos, sus penas quedan abreviadas y, una vez en el Cielo, interceden por nosotros para que obtengamos un día el Don de una Vida sin Fin. Ya en el Antiguo Testamento, leemos en el Libro de los Macabeos: “Judas Macabeo hizo una colecta por los difuntos y oró por ellos, pensando que les estaba reservado un Magnífico Premio.
Si no hubiera esperado en la resurrección no lo habría hecho. Es una idea piadosa y santa rezar por los difuntos”. Cristo en el Evangelio pide estar a bien con tu adversario no sea que te entregue al juez y este al alguacil y te metan en la cárcel, de donde no saldrás hasta que no pagues el último cuarto.
Y San Gregorio Magno defendía en su reflexión de Fe que si hay pecados como señala el Señor que no pueden perdonarse ni en esta vida ni en la otra, es porque otros sí pueden perdonarse en la Otra. San Odilón, abad de Cluny pidió que así como se empezaba a conmemorar a Todos los Santos se uniese un día para pedir por los difuntos en la Iglesia Universal.
Desde hoy hasta el día 10 tiene lugar la Novena por las Benditas Ánimas del Purgatorio. El propio prefacio de Difuntos en esta jornada nos recuerda: Porque la vida de los que en Ti creemos Señor no termina; se transforma. y l deshacerse nuestra morada terrenal adquirimos una Mansión Eterna en el Cielo.