Madrid - Publicado el
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Por mucho que parezca imposible Dios en su Providencia lo tiene todo previsto. Sea como sea el ser humano, los designios divinos siempre salen adelante. Hoy celebramos al Papa San Calixto. Nace en La Trastevere en el siglo II. El Liber Pontificalis nos le muestra como hijo de Domicio, un hombre sencillo pero bastante apreciado. Por eso le pidieron que el joven Calixto le ayudase en el tema administrativo.
No salió bien y fue condenado a dar vueltas a una noria durante algún tiempo para subsanar sus problemas. Siguió el tiempo del dominio romano y fue llevado a trabajar en las minas como esclavo soportando la flagelación y otras torturas. Los cristianos intervinieron para liberarle de la esclavitud y lo consiguieron. Tras ser liberado, profundiza en la Fe de Cristo. Su acercamiento cada día más a Cristo, despierta el interés de los Pontífices.
El Papa Víctor le ofrece trabajar con él. Posteriormente el Papa San Ceferino le hace un encargo muy especial que le hará pasar a la historia: la ampliación de las catacumbas. El motivo es que la Comunidad Primitiva iba creciendo y era necesario ampliar los lugares para resguardarse de la persecución, celebrar la Fracción del Pan y orar juntos. Tal fue el prestigio que se ganó entre los cristianos que, cuando murió San Ceferino, es designado Papa.
Su apostolado se centra en el mundo de Roma, imbuido del paganismo de aquel momento. Pero su fuerza y tesón, convierte a muchos romanos al Señor. Descubierto por los perseguidores, es detenido y llevado a una fosa. Esto sirve, para que San Calixto se reafirme en su condición de cristiano. Entonces es condenado a morir por causa del Reino de los Cielos y es arrojado a un pozo.