San Julián

Hoy, II Domingo de Cuaresma, seguimos los pasos del Maestro que lleva a sus tres Apóstoles más predilectos -Pedro, Santiago y Juan- al Monte Tabor. Allí se transfigura delante de ellos y aparecen Moisés y Elías conversando sobre su Muerte Gloriosa que iba a consumar en Jerusalén. También en este día, conmemoramos a San Julián. 

Natural de Cilicia, la tierra de San Pablo, su vida se desarrolla entre los siglos III y IV. Su padre era un senador pagano y su madre cristiana. Al morir el padre se convierte y se bautiza, después de trasladarse a Tarso con su madre. Es la época de la persecución de Diocleciano y él será arrestado. Tenía entonces 18 años. 

Cuando el Prefecto que le juzga le ofrece renegar de Cristo y sacrificar a los dioses para salvarse del suplicio, él se niega por lo que será llevado por diversas ciudades. Aquí es sometido a interrogatorios. Su defensa en favor de Dios le hace ser torturado. La madre le siguió y pidió a Dios por él. Bajo el pretexto de convencer al joven pide visitarle en la cárcel. 

Cuando habla con el hijo actúa de la misma forma que la madre de los Macabeos en la Escritura que, ironizando ante los captores anima a su hijo al suplicio por Dios. Así estuvieron tres días. Finalmente ella misma se muestra como cristiana. Impulsada por el Espíritu Santo declara que los ídolos romanos son falsos. Entonces ordeno que le cortasen los pies. 

Por eso muere mártir. Después le toca el turno a San Julián. Éste fue metido en un saco de serpientes venenosas y arrojado al mar. Un cristiano le dio sepultura. San Juan Crisóstomo escribió grandes elogios en honor de este Santo. Hoy también en las Diócesis donde San José no es fiesta civil, se celebra el Día del Seminario.