Madrid - Publicado el
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El mundo anglosajón también encontró evangelizadores que difundieron el Mensaje de Cristo. Hoy nos acercamos hasta la figura de San Patricio. Él llevó a tierras francesas e irlandesas la Buena Nueva. Nace en Gran Bretaña hacia el año 365.
Hijo de un oficial del ejército romano, llamado Calpurnio, su madre procedía de la familia de San Martín de Tours. A los 16 años, en plena adolescencia, cae prisionero de unos piratas, junto a otros compañeros.
Los raptores, deciden venderlos a un hombre rico irlandés, de nombre Milcho. Mientras cuidaba sus ovejas como pastor a su servicio, intentó en vano escapar varias veces. Pero cada uno de estos momentos, fueron un aviso de la Providencia que le quería encauzar al camino de la Fe, del que había estado apartado hasta entonces.
La historia le sitúa en este tiempo en las costas de Mayo. Allí viviría este cautiverio, cercano al Monte Corchan Aigli, donde se entregó a las más estrictas penitencias para expiar sus pecados y tener una fuerte experiencia de Dios. Poniéndose en manos del Altísimo, un día soñó que iba muy lejos por el mar y que un barco le recibía.
Entendiendo que ese camino le marcaba el Cielo, se puso en camino y tomó un barco que le llevó hasta Francia. Tras varios años en el país galo, el Espíritu le conduciría hasta Irlanda, donde sería fecundo su apostolado. Consagrado obispo, su apostolado logró extender el Evangelio de Cristo entre los irlandeses.
San Patricio muere en el año 461 en Downpatrick, pueblo que puso este nombre en su honor. Es el Patrono de Irlanda. Siempre se le representa con un Trébol que hace referencia a la Santísima Trinidad porque él explicaba así este Misterio a los nativos de aquellas tierras.