Madrid - Publicado el
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La Mano de Dios se encuentra presente en cada carisma de la Iglesia para convertirlo en una forma de Santificación. Hoy celebramos al español San Pedro de Alcántara que, en un primer momento se llamó Juan de Sanabria. Él se vio tocado en su corazón por la estela de San Francisco de Asís y la siguió hasta el final.
Nacido en Alcántara (Cáceres) en el año 1499, sus padres le educaron en el temor de Dios y en la práctica de las obras de misericordia. Tras cursar los primeros estudios en su ciudad natal, marcha a la Universidad de Salamanca. Pronto siente la llamada de lo Alto para servir al Señor en el carisma franciscano, en el Convento de San Francisco de los Majarretes, en Valencia de Alcántara.
Su afán de imitar al pobrecillo de Asís le lleva a cambiar su nombre de pila por el de Pedro. Tras realizar los cursos eclesiásticos fue ordenado sacerdote, siendo Superior y Provincial de la Orden. Así trató de que sus hermanos viviesen el espíritu franciscano en su forma más auténtica, con la pobreza, castidad y obediencia.
Pronto sería reclamado por la Orden en Portugal para que fuese el maestro de novicios y les inculcase su estilo de vida, para ser fieles a la vocación a la que habían sido llamados, tras abrir diversas casas de su Orden. Un día conocería a Santa Teresa de Jesús, a la que le uniría la amistad propia de los místicos contemplativos.
Su ayuda a la Santa andariega impidió que la Inquisición le detuviese y procesase. Poco después funda el Convento de Santa Cruz de las Cebollas donde vivió pobremente con un pequeño número de frailes. También funda el de Arenas de San Pedro. Y en su trayectoria fundadora se cuenta también el Monasterio de El Palancar entre Badajoz y Plasencia. Se trata del más pequeño que abrió este Santo español. San Pedro de Alcántara muere en el año 1562.