
Madrid - Publicado el
1 min lectura
La Virgen María también ha sido la promotora de muchos carismas en la Iglesia. Hoy recordamos a los siete Santos fundadores de la Orden de los Siervos de María, una espiritualidad de gran relevancia a partir de los siglos XIII y XIV. La historia les presenta como un grupo de amigos oriundos de la zona de Florencia, en Italia.
Convencidos de que estaban llamados a santificarse desde la vida eremítica, vendieron todas sus riquezas y marcharon a hacer penitencia al Monte Senario. El amor que profesaban a la Virgen era tan grande que su apostolado tenía como objetivo extender la devoción a María como el camino seguro para llegar a Cristo.
Pronto recibieron la visita de un Legado Pontificio que les animó a seguir el camino del sacerdocio, como la mejor manera de propagar la Fe. Un Viernes Santo, sentirían la inspiración de María para adoptar la Regla de San Agustín como norma en su forma de vida.
Poco a poco, empezando por el más anciano, fueron superiores de la Congregación que habían fundado, Orden que recibió la aprobación papal en el año 1304. Cada uno de ellos murieron entregados por completo a la difusión de este carisma por toda la Toscana y Dios les concedió a todos una larga y feliz ancianidad, así como un dulce tránsito en aroma de santidad.
Algunos de ellos terminaron sus días junto al Monte Senario, donde la Providencia les había congregado al principio de su andadura. San Alejo, el último de todos los Santos de la Orden de los Siervos de María, murió en el año 1310.