Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, Puente entre Dios y los hombres
Madrid - Publicado el
1 min lectura
Las reminiscencias litúrgicas del Tiempo Pascual, siguen su prolongación a lo largo de todo el mes de junio con tintes de gloria. Hoy, jueves posterior al Domingo de la Solemnidad de Pentecostés, y en esta VIII Semana del Tiempo Ordinario, celebramos la Fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote. De esta forma se recuerda que Cristo es el Único Sacerdote y los demás somos participantes de su Ministerio, porque así lo ha querido.
En el Antiguo Testamento Melquisedec rey de Salem, dio gracias a Dios por Abraham y como era el sacerdote del Altísimo, ofreció pan y vino. Esto prefigura a Jerusalén, así como los dones eucarísticos. El propio Salmo recordará “Tú eres Sacerdote Eterno según el rito de Melquisedec”. Sobre esta figura hablarán San Pablo y la Carta a los Hebreos en las Sagradas Escrituras, en el Nuevo Testamento.
Dicha Epístola recuerda que “Cristo tiene el Sacerdocio que no pasa”. San Pedro señala que somos una Nación Real, llamados por Dios a salir de la tieniebla para entrar en su Luz Admirable”. Los Padres de la Iglesia hablan también del Sacerdocio Único de Crsito y neustra aprticipación en él. Santa Teresita del Niño Jesús cuando reza por los presbíteros y su perseverancia, se lo pide a Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote.
Haciendo un poco de historia, el origen de esta conemmoración se sitúa en el siglo pasado. Antes de 1973 ya se celebraba en otras partes del mundo. A partir de ese año Monseñor José María García Lahiguera y la Madre María del Carmen Hidalgo de Caviedes, pidieron que se introdujese la Celebración para todo el mundo. En 1971 se habían agragado los textos y se aprobó en el citado 1973 para que se celebrase tal y como ha llegado hasta nuestros días.