SANTORAL 30 JULIO
Los santos mártires que salvaron a otros cristianos de la persecución del Imperio Romano
Los Santos Abdón y Senén fueron martirizados después de muchos suplicios y de no renunciar a la fe en Jesús
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La fortaleza intrépida de los mártires, sin duda, es semilla de nuevos cristianos porque arrastra su valentía ante las dificultades y el no sucumbir a cualquier tentación que prometa cosas humanas. La firmeza hasta el final se podría decir que les honra. Hoy precisamente celebramos a dos de esas personas intrépidas y con fortaleza porque el Espíritu les asiste hasta el final, acompañándoles.
Se trata de los Santos Abdón y Senén. Nacen en Persia y, por lo tanto, no son de Roma. Pero la extensión del Imperio Romano por todo el mundo les hace estar en la órbita de la Roma que se va haciendo con todo el mundo. Es la etapa en que Decio recrudece esa persecución contra los cristianos y ellos les protegen. Descubiertos por los romanos, son delatados y llevados a la Capital del Imperio.
Allí se enfrentarán a un juicio. Durante el tribunal, se les da una oportunidad para volver a los dioses del Imperio Romano. Pero Abdón y Senén, renuncian de nuevo a esas divinidades despreciándolas porque son falsas y de piedra, con lo cual no sucumbirán y por ello serán condenados a muerte dado su servicio a Cristo y su Evangelio. En el circo, las fieras no les hacen nada milagrosamente ante el asombro de todos. Intentan otros suplicios, pero ninguno da resultado.
Enfurecidos, los romanos les ponen en manos de los gladiadores en el propio circo, que acaban con ellos. Tenidos como Santos por la multitud sus reliquias son veneradas y el subdiácono Quirino recogerá los cuerpos de Abdón y Senén para enterrarles. Sus reliquias reposan en el cementerio de Ponciano. Allí, se ve un fresco mural en un bautisterio subterráneo donde ponen los nombres de estos dos mártires.