Los Siete Santos Fundadores de los Siervos de María

Siempre se ha presentado a María como la Abogada y Medianera de todas las Gracias que Dios envía al género humano. Hoy recordamos a los siete Santos fundadores de la Orden de los Siervos de María, que vivieron profundamente este sentido espiritual y profundo. La historia les presenta como un grupo de amigos oriundos de Florencia. Convencidos de que estaban llamados a santificarse desde la vida eremítica, vendieron todas sus riquezas y marcharon a hacer penitencia al Monte Senario.

Este lugar emblemático por su fundación, se encuentra en Florencia, dentro de La Toscana, en el Centro de Italia. El amor que profesaban a la Virgen era tan grande que su apostolado tenía como objetivo extender la devoción a María como el camino seguro para llegar a Cristo. Pronto recibieron la visita de un Legado Pontificio que les animó a seguir el camino del sacerdocio, como la mejor manera de propagar la Fe.

Un Viernes Santo, sentirían la inspiración de María para adoptar la Regla de San Agustín como norma en su forma de vida. Poco a poco, empezando por el más anciano, fueron superiores de la Congregación que habían fundado, Orden que recibió la aprobación papal en el año 1304. Cada uno de ellos murieron entregados por completo a la difusión de este carisma por toda la Toscana y Dios les concedió a todos una larga y feliz ancianidad, así como un dulce tránsito en aroma de santidad.

Siempre caminaron, por su parte, en la presencia del Señor. La longevidad que tuvieron fue un signo de la Bendición Providencial. Algunos de ellos terminaron sus días junto al propio Monte Senario, donde la Providencia les había congregado al principio de su andadura tan carismática. San Alejo, el último de los Santos Fundadores de la Orden de la Virgen María supervivientes, murió en el año 1310.