Miércoles de la Octava de Pascua

En ese momento que rodea este cuarto día de Gloria Pascual, Lucas presenta a dos discípulos que van camino de una pequeña aldea lamentándose de los acontecimientos vividos

Miércoles de la Octava de Pascua

Redacción Religión

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Hoy, cuarto día de la Octava de Pascua, nos adentramos un poco más en la vivencia del Misterio Salvador. El Señor ha Resucitado ¡Aleluya!¡Aleluya! ¡El que por nosotros colgó del madero vive para siempre! ¡Aleluya! Nosotros sólo hemos de gloriarnos en la Cruz de Jesucristo. Él es nuestra Salvación, Vida y Resurrección.

Este es el Único Nombre que se nos ha dado para rescatarnos del peso del pecado en el Cielo y en la tierra. ¡No tengo oro, ni plata que darte. Sólo te doy cuanto poseo: El Señor Jesús, la Buena Noticia de la Redención. Estas palabras de Pedro al tullido se compaginan con las de Cristo a los discípulos de Emaús. En ese momento que rodea este cuarto día de Gloria Pascual, Lucas presenta a dos discípulos que van camino de una pequeña aldea lamentándose de los acontecimientos vividos con la Muerte del Maestro lo cual hace que se sientan defraudados.

El santoral de hoy, miécoles 7 de abril

Al acercarse Cristo en Persona a ellos, la clave aunque no le reconozcan, está en sus palabras: “¿Acaso no habían profetizado las Antiguas Escrituras que el Mesías tenía que padecer para entrar así en la Gloria Eterna?”. Cuando llegan a su lugar le apremian. ¡Quédate con nosotros! La tarde está cayendo. ¡Quédate! ¿Cómo te encontraremos al declinar el día si tu camino no es nuestro camino? Detente con nosotros.

La mesa está servida, caliente el pan y envejecido el vino. Arroja en nuestras manos tendidas en tu busca las ascuas encendidas del Espíritu. Y limpia en lo más hondo, del corazón del hombre, tu Imagen empañada por la culpa. Entonces en la mesa parte el pan, le reconocen y desaparece. Ellos vana corriendo a Jerusalén a comunicar que Cristo Vive. La Luz del Resucitado se prolonga durante estos cuarenta días. Por ello, el Cirio Pascual ocupa un lugar preferente, simbolizando al Resucitado.

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