San Agustín
Considerado el «Doctor de la Gracia», fue el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad
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Recuerda el Señor a los fariseos en el Evangelio que los publicanos y pecadores les precederán la delantera en el camino al Reino de los Cielos. Hoy celebramos a San Agustín de Hipona, en quien se cumple este Pasaje de la Escritura porque alcanzó la conversión agarrándose a la Misericordia de Dios.
Nacido en Tagaste (Norte de África) el año 354, es hijo de Santa Mónica, cuya memoria celebrábamos ayer, y de un pagano converso de nombre Patricio. Durante su juventud se desvió de los caminos de la Fe en que le había instruido su madre, fruto de una profundización errada en los estudios. Imbuido en los placeres terrenales, y dentro de esta vida sin rumbo en que se hallaba sumergido, abraza el maniqueísmo, convencido de que en ella hallaría la verdad.
El santoral de hoy, sábado 28 de agosto
Esta doctrina errónea fue difundida por el persa Manes, quien defendía la oposición entre un dios bueno, dando también a Satanás categoría de dios creador de todo lo malo. También aceptaban la reencarnación. Todo esto introdujo a Agustín en un vacío, que terminó en su conversión, gracias a los ruegos de su propia madre. En la Pascua del año 387, se hace bautizar por San Ambrosio de Milán. A partir de entonces vuelve a su tierra natal donde llevará una vida contemplativa.
Elegido Obispo de Hipona, fue un pastor ejemplar que profundizó en el estudio de Platón y de los pensadores de la antigüedad, dándoles un sentido de conciliación con la Fe cristiana a sus obras de corte pagano. De esta forma combatió las herejías de su tiempo, siendo un baluarte de la Fe y la Tradición Cristiana. Entre sus muchos escritos filosóficos y teológicos, destaca La Ciudad de Dios. San Agustín muere en el año 430.