SANTORAL 7 DIC

El hombre que llamó a la conversión a San Agustín

San Ambrosio fue gobernador y obispo de Liguria. Sus palabras calaron hondo en muchos fieles, entre ellos, otro santo: un joven llamado Agustín

La elocuencia de San Ambrosio ayudó a la conversión de San Agustín

Jesús Luis Sacristán

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La Navidad es la conmemoración de la Primera Venida de Cristo en la humildad de nuestra carne. Y sobre Ella han escritos muchos Padres de la Iglesia. No han faltado esos Santos que han escrito sobre el nuevo nacimiento que inaugura Cristo con su Muerte y Resurrección y que nos es dado por el Bautismo. Ambas cosas van unidas, y no se pueden separar, sólo que cada Santo da el enfoque al Misterio de la Salvación según Dios le concede.

Precisamente el Santo de hoy, San Ambrosio de Milán, profundiza en el recorrido y conversión de los nuevos cristianos en la Cuaresma. Un camino que conduce a la Noche Santa de Pascua, donde serán bautizados. Nace en Tréveris el año 340. Ambrosio era de familia noble, su padre era Prefecto de Las Galias. Pronto se marcha a Roma a cursar estudios completando su brillante carrera en Sirmio.

El año 374, reside en Milán, siendo también gobernador de Liguria. En este momento, en el que también realiza su catecumenado, Dios se sirve de la aclamación popular para elegirle Obispo de la ciudad, consagrándole el 7 de diciembre. Fiel cumplidor de su ministerio, destacó por su sabiduría y caridad, como verdadero pastor y doctor de los fieles.

Su elocuencia cala en el corazón de muchos. Entre ellos, en el de un joven llamado Agustín, que sentirá la llamada a la conversión después de oír a Ambrosio. Tiempo atrás, le había dicho a la madre del Obispo de Hipona: “Un hijo que te ha costado tantas lágrimas no puede perderse”. Defiende con sus escritos la Fe, combatiendo el arrianismo, y luchando por los derechos de la Santa Madre Iglesia. Muere el 4 de abril del año 397 y es uno de los principales Padres de la Iglesia Latina

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