San Augusto, mártir de China

Redacción Religión

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Ser apóstoles en camino es ser también misioneros infatigables. Llegando hasta los confines del orbe y a dar la vida si fuese preciso. Así es el Santo de este 29 de febrero porque nos encontramos en la fecha que marca el 2024 como bisiesto. Se trata de San Augusto de Chapdelaine. Nace en 1814 en Cutances (Francia). Procede de una familia numerosa -porque son ocho hijos- y todos se dedican a trabajar en la misma granja de su propiedad.

Desde muy joven siempre se mostró bastante comprometido con las faenas del hogar. Dos de sus hermanos mueren. La familia tiene entonces que aquilatar y parcelar la propiedad. Esto ayuda a que descubra que su vida va más allá de un trabajo en el hogar. Dios le pide una consagración especial con una vocación al sacerdocio. Ordenado sacerdote, siempre se mostró muy entregado a su misión y también lo notaron sus fieles.

Algunos años después caló en su corazón las palabras de Cristo antes de ascender a los Cielos cuando les envía a sus discípulos a predicar y bautizar en el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Entendiendo que su misión iba a otras partes del mundo, se preparó unos años en el Instituto de Misiones Extranjeras. Su destino pastoral puso rumbo a China. Fueron grandes las dificultades que tuvo hasta llegar al país mandarín.

Su labor fue fructífera y logró una floreciente comunidad. Sin embargo el primo de un converso, molesto por su labor pastoral le denunció con falsas acusaciones a las autoridades. El magnate le soltó en un gesto de acoger a todos. Él volvió con su apostolado. Pero un segundo mandarín muy radical le encerró, asegurando que todo era hechcicería. Una vez arrestado le mandó a una jaula donde sufrió muchos tormentos hasta morir y ser decapitado. Así sufre el martirio San Augusto de Chapdelaine en el año 1856.

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