San Cosme y San Damián, mártires de caridad

La realidad de muchos santos de la etapa antigua ha llegado hasta nuestros días como si se tratase del mismo momento de su existencia. Recordamos en esta jornada a los santos Cosme y Damián, de una existencia antiquísima en el seno de la Iglesia. Su vida se sitúa en torno al siglo IV, etapa abundante de persecuciones y martirio. Sus nombres están incluidos en el Canon Romano, la Plegaria Eucarística I para la Celebración de la Santa Misa.

Nacidos en Arabia, estos dos hermanos gemelos, estudiaron medicina en Siria. Su condición de cristianos, les impulsa a dedicarse a este oficio, sin cobrar nada, dedicándose especialmente a los más necesitados, para que tuviesen una atención como los demás y se les pudiese curar de sus males. De esta forma siguen el mandato de Cristo cuando dice a los discípulos que den gratis lo que han recibido gratis.

Muchos son los milagros que se les atribuyen a estos dos Santos que, al ser descubiertos por el Gobernador Lisias en Cilicia en su condición de cristianos, son apresados. Por entonces las normativa de eliminar el cristianismo se había extendido por todo el orbe en todas las Provincias del Imperio. Tras ser invitados y obligados a abandonar su Fe -como una muestra de magnanimidad por parte de las autoridades romanas-, ellos se reafirman en el seguimiento del Señor Jesús.

Por todo esto su fidelidad se consuma con grandes tormentos y la palma del martirio, muriendo decapitados. El culto a estos mártires es antiquísimo, extendiéndose rápidamente desde Siria hasta Roma y, desde alli a todo el orbe. Incluso una tradición antiquísima ubica su sepulcro en Ciro (Siria). San Cosme y San Damián son Patronos de los médicos, junto con el evangelista San Lucas.