San Francisco de Borja, jesuita del Dios Vivo
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La búsqueda de Dios lleva a despojarse de aquellas cosas que nos estorban para acerarnos a Él. Hoy celebramos a San Francisco de Borja, que sintió el Valor Incalculable de Dios la Suma Belleza y Bien, que colma las aspiraciones del hombre. Este Santo español nace en Gandía (Valencia), en 1510, en el seno de una familia ducal, como eran los “Borja”. De hecho estaba emparentado con el Papa de esta dinastía.
Su presencia fue significativa en la Corte del Emperador Carlos V donde desempeñaría grandes servicios. La estancia en Palacio de este esposo y padre de ocho hijos fue ejemplar ante todos los cortesanos. No obstante primaban las cosas del mundo frente a las sobrenaturales. Por todo eso, la Providencia le iría encauzando a una mayor vivencia de la Fe, a través de las circunstancias de la vida que fueron ocurriendo y que le marcaron en su corazón y en su alma.
La ocasión se presentó cuando falleció la Emperatriz Isabel. Cuando fue a ver el cadáver tras la triste noticia de su muerte, quedó hondamente impactado del deterioro que había sufrido aquella mujer, en otro tiempo tan bella, por lo que se dijo: “Nunca más volveré a servir a señores que se puedan morir”. Entonces pudo decir con el ApóstolSan Pablo. “Todo lo estimo pérdida, comparado con Cristo”.
Después de morir su esposa, él siente que los caminos de Dios le guían a otra vocación distinta. Ello marcó su puesto en la Compañía de Jesús. Precisamente forma parte del núcleo fuerte de los inicios y consolidación del carisma. Una vez dentro de los Jesuitas, llegó a ser Superior General, siendo un gran servidor de todos, dotado de sencillez, sabiduría y santidad. Todo esto le hizo un gran difusor de la tarea misionera en el seno de la Comunidad Eclesial. San Francisco de Borja muere en el año 1572.