San Pancracio, la verdad tras el 'santo de la suerte' al que rezan para que toque la lotería
Una tradición popular en España asegura que San Pancracio es el santo de la suerte y lotería, y preside muchas administraciones de la lotería
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Se acerca la Navidad. Las luces decorativas empiezan a colocarse en octubre y los anuncios de juguetes y de colonias campan a sus anchas por los canales de la televisión. Casi no ha empezado ni el frío, pero ya se han vendido cientos de décimos de la lotería. Algunos de los 'puntos de venta' lo tienen todo preparado: no solo sus números bien expuestos, sino también las 'condiciones' para que caiga el 'gordo' en su administración. Incluido a San Pancracio, que preside el local para que 'toque'.
¿Y qué hace San Pancracio, un mártir romano del siglo III, en una administración de lotería? Pues en realidad, básicamente... nada. Existe una tradición popular que atribuye a este santo el supuesto don de la 'suerte', y que gracias a él, es infalible que te toque la lotería. A no ser que haya una isla paradisíaca llena de devotos a San Pancracio, parece poco probable que sea el 'santo de la lotería'.
Porque además, que la figura del santo sea el 'patrono' de un local donde se vende lotería, no es más que el principio. Su estancia está rodeada de todo un rito supersticioso con el que supuestamente se atrae a la suerte. No vale con tener la figura y ya está, es importante cómo la colocas, dónde la colocas, y qué cosas le colocas a su alrededor.
¿Qué diría san Pancracio sobre las supersticiones?
Pero, ¿alguien le ha preguntado a san Pancracio? ¿Qué diría él de toda esta tradición? Antes de acudir a otras fuentes, ya que san Pancracio es un santo, acudimos a una de las fuentes más fiables: el famoso catecismo. ¿Qué dice el catecismo sobre esto de las supersticiones?: "La superstición representa en cierta manera una perversión, por exceso, de la religión".
Pero no se queda aquí, hay más: "2111 La superstición es la desviación del sentimiento religioso y de las prácticas que impone. Puede afectar también al culto que damos al verdadero Dios, por ejemplo, cuando se atribuye una importancia, de algún modo, mágica a ciertas prácticas, por otra parte, legítimas o necesarias. Atribuir su eficacia a la sola materialidad de las oraciones o de los signos sacramentales, prescindiendo de las disposiciones interiores que exigen, es caer en la superstición (cf Mt 23, 16-22)".
¿Qué diría Jesús?
Seguro que san Pancracio, un chaval de 14 años en la Roma del año 200 y pico, le iba bastante lo de leer el evangelio. De hecho, le decapitaron por no renunciar a los valores eternos que desprendía la vida de Jesús. Una vida que terminó sacrificándose por nosotros, y salvándonos a todos. Un dato mucho más importante que el dinero. De hecho, sobre el dinero hablaba Jesús también: "Ningún siervo puede servir a dos amos: porque o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero".
Hay otro momento del evangelio que puede aportar un poco de luz sobre este asunto de la lotería: "Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: «Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego sígueme.» A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico". Merece la pena leer entero el evangelio según san Marcos 10,17-27.
Esto no significa que el dinero no sea importante, y que haya situaciones a las que bien vendría un 'gordo' de la lotería. Al pobre san Pancracio le rezarán muchos para que les toque la lotería, y él, seguro que a pesar de la dificultad, será capaz de repartir la suerte de la mejor forma posible. Pero la 'suerte' de verdad.