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Siguen los Santos populares que nos trae la agenda en este tiempo de invierno. Y es que si el jueves, celebrábamos a San Blas, Obispo muy popular en el calendario cristiano, la Santa de hoy no lo es menos. Se trata de Santa Águeda. Nacida en Catania, procedía de una familia muy distinguida. Dios le había adornado con grandes dones y una hermosura singular.
Sin embargo, ella vivía el consejo evangélico de atesorar tesoros en el Cielo, donde no hay polilla ni carcoma que se los coman. Por ello renunciaba a todo lo que pueden ser las pompas mundanas. Coincidiendo con la persecución de Decio contra los cristianos, el Senador Quintianus, reparó en la belleza de aquella adolescente. Llevada a su presencia, el Prefecto quiso poseerla, pero ella adujo su condición de esposa de Cristo, el Único al que se debía.
Fue entonces cuando fue puesta en las manos de una malvada mujer, con intención de disuadirla del camino que había tomado, pero la joven permaneció firme, por lo que sufrió multitud de suplicios. Cuenta la historia que una de las noches fue el Apóstol San Pedro el que le curó las heridas y le confortó. Al día siguiente nadie apreció ninguna herida en ella, por lo que estaba intacta.
Finalmente fue arrojada a unos carbones encendidos en Catania (Sicilia), siendo merecedora de la doble corona: la de la virginidad y la del martirio. El suplicio de la Santa está representado en una pintura que tiene la Iglesia dedicada a ella en Roma. El nombre de Santa Águeda forma parte del martirologio y se encuentra incluido en el Canon Romano, la Plegaria Eucarística I de la Santa Misa.