Santa Catalina de Suecia, penitente por Cristo

Santa Catalina de Suecia, penitente por Cristo

Jesús Luis Sacristán

Madrid - Publicado el

2 min lectura

Señala Cristo en el Evangelio que es más fácil que un camello pase por el ojo d euna aguja que un rico entre en el Reino de los Cielos. Hoy recordamos a Santa Catalina de Suecia, que se esforzó en llevar a Dios y el Evangelio a los estamentos más elitistas de aquel momento. Nacida en torno al año 1331, fue la cuarta de ocho hermanos en un matrimonio, que la entregó a las monjas de Riseberga.

Casada con el conde Egar Lyderson, ambos esposos ayudaron a cristianizar el ambiente noble de ese momento, imbuido en el más absoluto paganismo. Cuando marcha a Roma se encontrará con su madre que le comunica la muerte de su consorte y sus deseos de fundar una Orden que repare las muchas ofensas de los hombres a Dios. Catalina, ya viuda y dispuesta a padecer por Cristo, siente cómo la Virgen le saca de su situación anímica.

Madre e hija emprenderán un periodo largo de Oración, ayuno y penitencia, rechazando cualquier pretensión que les llevase al matrimonio, marchando hasta los Santos Lugares con el objetivo de profundizar en la Vida del Señor, con todo lo que Cristo dijo e hizo. Al regreso, muere la madre, que será sepultada en la Iglesia de San Lorenzo, en un primer momento, para pasar después a su propia tierra natal.

El viaje se torna con grandes conversiones de cuantos conocen la vida de aquella mujer cuya hija se ha entregado, por completo, a la causa del Reino de los Cielos. Un segundo viaje a Roma iniciará, tras estar en el Monasterio de Vadstena. Su idea es adelantar el proceso de beatificación de su madre y la aprobación del Papa, de la Congregación fundada por ella, denominada del Santísimo Salvador. Santa Catalina de Suecia muere en Vadstena el año 1381, cuando retorna de la Ciudad Eterna.

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